jueves, 18 de enero de 2018

CUANDO FRANCISCO ERA JORGE

La inminente llegada de Jorge Mario Bergoglio Sìvori a nuestro país es una muestra mas de la dantesca ignorancia que aplasta a los peruanos.
Mientras en nuestro vecino Chile, quemaron iglesias en rechazo por la llegada del líder de los católicos, aquí el que menos espera con ansias que el argentino por fin pose los pies en la tierra del gran Polo Campos ¿Por qué no le cantaste a la rareza de tus paisanos? En fin, asì es el establishment, la prensa arrocinante ocultándonos la verdad y nosotros hambrientos de basura. ¡Hay que joderse!
Del personaje del Papa, o mejor dicho de Jorge Bergoglio, ya me he ocupado en mi publicación del veintiuno de marzo del año dos mil trece, entrega que intitulè "Habemus Puppets" (http://esconditedetercos.blogspot.pe/2013/03/habemus-puppet.html); de manera que no voy a repetir lo que pienso de este eclesiástico farsante ¡Cuántas risas se echaràn con su clon peruano, el no menos asqueroso de Juan Luis Cipriani!
Así que no fue por el compinche de Videla que me animè a escribir estas líneas. Quise dejar registro del otro fenómeno que se està viviendo en mi Trujillo querido: la dolorosa llegada de una treintena de imagenes y estatuas de toda clase de virgenes y santos que protegen la necesidad provinciana. Eso si es fervor. Es simplemente Fe. Eso si que merece el respeto de todos. Hasta el mio -que ya es mucho pedir - ¡Qué me vienen con el sumo pontífice, ni leches! apreciemos la fe de nuestros paisanos; la verdadera fè. La que que es capaz de conminar a sus fieles a caminar imposibles kilómetros para complacer a "la mamita". Eso hay que verlo para creerlo. Realmente conmovedor.
La visita del actual Papa es y debe ser otro cuento. Otro momento si se quiere; pero jamás podría rivalizar con el sentimiento que encierran los santos locales.
Fiel a mi estilo tendría que resumir mi fastidio diciendo que por mi, el Papa puede irse a tomar por el culo, hijo de la gran puta! Pero no. Mi malditismo en estos casos no sirve para nada.
Hoy una abuela me empezó a contar las grandezas de sus ídolos divinos. La escuche con tremenda atención y luego expuse lo que al respecto pienso. Fue una beneficiosa conversación - de mas està decir que mentì todo el rato de la charla -
Al despedirnos la tìa estaba estaciasda con su novedoso amigo. De repente sacó una delgada cuerda donde le colgaba un dije de no sè que virgen. Me fue bien ese día. Renegué menos de lo acostumbrado. Obvio que me hizo pensar, pero no repensar. Me gustò esa honda mística y de misterio. Hoy la volví a colgar de mi cuello. Tampoco hice hígado. De manera que a partir de estas declaraciones, si me ven la cuerda turquesa es por cábala. Que porqué lo hago? Vaya el taitito a saber...!





domingo, 31 de diciembre de 2017

Go away 2017! with everything i shoul not load in 2018

Parecía que estas últimas horas jamás llegarían, pero aquí estamos; tu y yo, frente a frente para vernos detenidamente y odiarnos por estos doce meses donde nos castigamos encarnizadamente. Ya mis carnes estaban abiertas. El tejido humeante de una herida trazada por la mano pequeña que tanto amé ya sangraba tenazmente. ¿Lo ves? Lo vengo llevando desde antes que nacieras. Ha sido mi estigma desde que se decidió ser feliz; cuando sus fuerzas ya no pudieron sostenerla. Y fue lo mejor. Era ella o el injusto ostracismo de mis crueles convicciones. Por eso me ves así, portando este infame aviso que grita la taladrante melodía de la justicia y de mi atroz penitencia.  
Abriste los ojos sin saber que la disfruté cinco años, que la perdí hace dos y que por eso la comencé llorar. Ni siquiera te habías enterado de los prolegómenos de la patética historia que ahora agoniza con tus últimos pasos.
Entre las oscilantes y coloridas luces de aquella noche veraniega la descubrí. Quedé impactado; absorto. Ignorante de lo que allí empezaba. El fácil libreto de una historia que nos tenía reservado esta morbosa extirpación de una porción que nunca recobraré. Deberías saber que nadie pudo con nosotros cuando fuimos uno. Que convertimos en postales las convulsas calles de la ciudad y que nos consumimos hambrientos dentro de innumerables habitaciones pasajeras.
Jamás hallaré aquellas tiernas comisuras en otras miradas. La delicia de aquellos fascinantes mofletes nunca más será disfrutada por estos mustios belfos. Pero salgo expulsado de su órbita habiendo escrutado la totalidad de su ser. Allí quedó rubricado el irrepetible sabor de mi esencia, en cada recoveco, en cada espacio imposible. ¿Y lo que expone a los demás? También fueron conquistados por mi primitiva machez. A alguien tendrá que contarlo. Alguna amiga seguramente se enterará de lo que juntos hicimos, poseídos por la premura y la lujuria que nos conminaba al libidinoso despojo de nuestras ropas. Entonces se vendrá abajo. Cuando las tortuosas reclamaciones la empiecen a sojuzgarla no podrá con ellas y creerá desmayar. En ese instante, cuando su triste mirada se quede petrificada en sus pequeños pies querrá salir corriendo sin poder hacerlo.
Te vas con esta historia que quizás no debió escribirse. Se te va acabando la vida y no paras de cargar los ínfimos detritos de lo que aún queda de mí. Veo que no es solo mi pena. También está aquella que me complementa. ¿A dónde irás con ellas? ¿Existe realmente un purgatorio para entidades espectrales? No te apures. Ya lo descubriré.
Dos almas desgraciadas. De esto ¡Cuánto sabias Dante! Tanto andar, tanto amar, tanto soñar, para terminar errantes entre nuestras crueles reminiscencias. Dos cuitas que se abrazan para poder seguir en otra vida. Dos aciagas verdades y una arcana mentira. Te vas dejando a ese pobre diablo que llegó al final. A ese triste actor de reparto que posa en la fría almohada la oquedad de su testa, creyéndose el afortunado protagonista. Aquel eterno segundón jamás se enterará lo que hoy te confesé.
Te veo exhalando tus últimos estertores y casi que me alegro. Dentro de pocas horas recibiré a tu prístino sucesor y allí estaré maldito amigo. De pie. Sin más bultos que cargar. No me queda más fuerzas en estos hombros exangües. Pero tengo la sesera intacta. Así enfrentaré al otro, con sus trescientos sesenta y cinco días para reconstruirme. Y me impondré. Las penas se van contigo. Lo único que no te dejaré llevar son aquellas señales que siempre me recordarán a los que estuvieron conmigo, en los momentos más álgidos, más funestos. A esos amigos no podrás llevarles pues los conservaré hasta donde encuentre mi última parada.

Te estás muriendo, te tomo de la mano y aquí, dentro de mi mirada torva, se agita un bravo mar de sentimientos, un océano insondable donde se desaguaron todas las lágrimas de mi profunda tristeza ¡Hasta nunca hijo puta!

jueves, 5 de octubre de 2017

Para mi cholo



Esta sería una buena película para creer y soñar. De esas que llenan las salas. De las que se disfrutan con canchita y coca-cola heladita, sin que nadie te joda. Esta sería la clásica comedia romántica que a muchos encandila y engaña. Sus nobles protagonistas – varios, pero bien definidos – se lo merecerían. La historia de un porteño, nacido en la provincia de Tapiales, que tuvo la diosa fortuna darle la clasificación al mundial de mil novecientos ochenta y seis, pero que un aciago día el narizón Bilardo lo dejaría fuera de los convocados para ir a México, y que a la postre regresarían con la copa dorada de dieciocho quilates.
Ricardo Alberto Gareca Nardi, o simplemente el tigre Gareca, levantado las manos jubilosas, buscando los vientos de triunfo, en una cancha hecha para intimidar, los ojos inundados de dicha e incredulidad, pero sobre todo, de venganza. Sí; sería una historia que la escucharían sus nietos y bisnietos.
A Edison Michael Flores Peralta, seguramente le arreglarían alguna simpática historia relacionada la vergüenza e indignación de tener que cargar con el apodo de “oreja”. Algo parecido le tocaría a los Christian Cueva, Yoshimar Yotún o André Carrillo. Pero, si de historias relacionadas a jugadorasos, nunca tendrían que faltar las aventuras de Paolin y de la foquita. Relaciones a montones. Bataclanas descocadas, con la fotito en el muro del arrocinante facebook y las declaraciones expuestas en la caja boba. Firmes, trampas, viajes, cuernos. Muchos culos, muchas tetas y un largo etcétera de esas cochinaditas que tanto encanta al gentío. La cosa vendría surtidita cocherita.
¿El villano? De todas maneras el equipo contrario. El equipo argentino en conjunto. Messi y toda su banda de atorrantes. Respaldados por una larga lista de infames precedentes; donde la patada artera del miserable Julián Camino a Franco Navarro, se alzaría como la evidencia más perturbadora que la historia mostrara entre Argentina y Perú.
Si esta fuera una película americana, seguro que el Perú empezaría perdiendo hasta los setenta minutos, pero pronto vendría el empate del defensa peruano Rodriguez – el empate sería mitad del boleto hacia Rusia - , y cuando todo pareciera que Argentina terminaría anotando su segundo gol, aparecería él: “el guerrero”. El pitaso final dejaría a la bombonera hecha un recinto fantasmal, que luego de unos segundos despellejaría al pelado de Sampaoli y a la AFA entera.
Aquí, en mi sufrido Perú sería algo inenarrable , apoteósico, pletórico. En ese preciso instante el país sería otro sin lugar a dudas; se desvanecería el tema de los profesores, el indulto a Fujimori, la náusea del congreso y sus nefastos huéspedes, la flema de PPK, etc. Nada podría con el futbol. Nacerían los santos del mañana y florecería una moda de querer aprender hablar el Ruso. ¡Que nos vamos a ocupar de Toledo y de Odebrecht! que se vaya a la mierda Keiko, Elidio, las pistas hechas escombros, el alza de pasajes, la contaminación de las mineras, el cambio climático, el frío, el calor, la lluvia, el niño, la niña, los terremotos ¿qué carajo importa todo eso? ¡Perú está otra vez en un mundial!
Pero esta no es una película americana, donde los buenos siempre ganan. Lo más probable es que Argentina nos dé una soberana paliza. Ojala no por goleada, por favor taitito! La bombonera estallando de júbilo con si cielo lleno de papelitos celeste y blancos. Mucho grito; mucha bulla. Messi otra vez el mejor del mundo y su selección los campeones de todo, sobre todo de su conocida arrogancia.
Por aquí tratando de maquillar la desilusión con un aliento de esperanza. Esos diarios del seis de octubre: ¡Gracias muchachos! ¡Todavía podemos! ¡matemáticamente…! La canonización del tigre, descontada claro que sí; nacionalidad ya!
Está no será una película de Estados Unidos. Será la vida misma. El desbarrancamiento de una ilusión nacional; el amargo sorbo de la derrota; la triste tarea de levantarnos para empezar la preparación de soñar cuatro años más. La moraleja que no será vista al final del partido. Si Perú se regresa sin nada de Argentina, seguro pasará sin ser tomada en cuenta. La dolorosa alegoría que significaría este descalabro, que podría demostrarnos que todos los caminos están repletos de caídas y levantadas, que todo es cíclico y que ya estamos acostumbrados porque nacimos para esto, no será atendida.
De todos los peruanos yo tendría que ser el menos afectado. Nunca pensé que el futbol peruano pudiera cercarse tanto a tierras caucásicas. Siempre aposté en contra de Perú porque considero que esto que llaman futbol peruano, no es tal, y que todo es un asunto de los diarios deportivos para tener que vender sus viles patrañas, sus desquiciantes mentiras. Sin embargo voy a esperar el partido. Y voy a querer que Perú gane. Que otra vez vayamos al mundial. Por el único motivo de ver a mi querido Sergio llorar de la emoción. No conozco a nadie más hincha de Perú que mi sobrino. Quizás por él llegué a odiar al equipo peruano. Por todas las desilusiones que ocasionaron en él. Por todas las veces que lo vi callado, avergonzado luego que su equipo perdía, y yo sin poder hacer nada para borrarle tan hondo pesar. Por eso abrazaré la esperanza de una victoria, por eso, esta tarde seré uno de ellos, uno de los treinta y pico millones de peruanos que creen que finalmente triunfaremos. Lo que suceda luego será para reflexionar en otro momento. Al fin y al cabo nada detendrá a la interminable inoperancia de los gobernantes, la delincuencia de las calles, la basura desperdigada en las veredas y parques, el inevitable destino de nuestro planeta, la llegada de las estúpidas navidades, el emborrachamiento del fin de año, la espera del miserable de Jorge Mario Bergoglio y la patética reverencia de la hipocresía peruana.


En pocas horas se volverá a escribir en el maltrecho libro de hazañas y caídas de nuestra selección. Ojala esta vez sí pueda ver llorar a mi sobrino, pero esta vez que sea de felicidad. Esta vez quiero llorar con él. Aprovechar el momento catártico de un triunfo peruano para soliviantar a los míos con una mirada de complicidad o con esa palabra que fortalece las dentruras nobles de los que amo. ¡Vamos Perú, no te chupes! Alegría mi cholo. En mi abrazo estarán todos mis corazones; los que son y los que murieron. Allí estaré para ser más felices. Con la alegría de mi pequeña mujercita que hoy más que nunca me sustenta y me da la vida. ¡Vamos peruanos que esta vez sí se puede!

miércoles, 24 de diciembre de 2014

My Fuck Christmas

Miércoles 24 de diciembre del 2014. El hondo estiramiento corporal que me procuré, tratando de expulsar mi conocida pereza prenavideña, resultó como todos los años: un fracaso.

Ni modo. Otro final de año teniendo que sobrellevar las disparatadas manifestaciones de mis cercanos semejantes adoptando sus roles monótonos, proyectando sus deleznables alegrías, perpetuando esta atosigante festividad a la que yo llamo: la “Fiesta de lo absurdo”; aunque también le queda bien: “El festejo a la huachafería” o “El imperio de la injusticia”.

Para muestra un botón. Ayer, obligado por una de las muchas e inexorables cuotas crediticias que me tienen cogido de los huevos, tuve que apersonarme a ese insufrible establecimiento llamado Mall aventura plaza, a ese que el gentío mal llama: “el mol” – a propósito vale señalar que el vocablo mall significa centro comercial y que en Trujillo, hasta esta fecha, existen tres malls, a saber: el Mall aventura plaza, el Real plaza y el Open plaza –

Era alrededor de la veintiuna hora cuando traté de ingresar al Mall Aventura, por el lado de Ripley. El parsimonioso tráfico que me recibió en sus inmediaciones me fue preparando para lo que resultó siendo una aterradora visita.

Para empezar, faltando seis automóviles, de adentro del centro comercial, un escuálido empleado salió visiblemente fastidiado para desviar nuestra cola de ingreso. Desde afuera se podía observar que aquella playa de estacionamiento, generalmente autosuficiente, se había quedado chica frente a las prisas de la estupidez. Sin embargo no me avasalló la frustración. Dentro de mi absorta contemplación una sedante elucubración – la de no verme apretujado por el ciego consumismo – comenzó a tranquilizarme el trayecto. Pero por esas sinrazones que tengo en la cabeza intenté probar suerte por otra puerta.
La cola avanzaba con moderada secuencia. Tras los vidrios de los autos atosigados, se apreciaban las caritas infantiles llenandose de inocente felicidad. La voz distorsionada pero autoritaria de un patrullero intentaba abrirse paso ante la abochornante indiferencia de los choferes particulares. Yo mientras tanto me disponía a batallar con todo aquello que adentro seguramente me iba a encontrar.
Las taladrantes estrofas de los inclementes villancicos se mezclaban en el espacio. Familias enteras habían tomado por asalto todas las tiendas. En los temáticos corredores –esos que nunca puedo memorizar – las bullas desquiciantes de los infantes advierten los juegos puestos en marcha, sin la más mínima consideración de parte de sus inefables progenitores.

Se me antojó vaciar la vejiga. Dentro de los baños, frente a los largos espejos, un puñado de adolescentes se esmeraba humedeciendo sus crestas, antes de seguir su recorrido a lado de sus descocadas churrupacas, las mismas que a la sazón, les esperaban revisando sus dispositivos electrónicos o haciéndose selfies delante de las alienantes decoraciones.
Ya dentro de la tienda, las resignaciones de los padres curtidos contrastaban con los aires de grandeza de sus ventrudas esposas. Las uniones que no pasaban la década de relación, parejas de no más de cuarenta años, escrutaban las características de la mercadería procurando el máximo de notoriedad pues llevan clavadas en el encéfalo la patética fantasía de lograr ser los más afortunado, los que mejor la están pasando, despilfarrando un dinero que echarán de menos luego de treinta días, cuando la fiebre que acarrea las navidades se haya cruelmente evaporado.

Y allí estaba yo. Reflexivo. Esperando que la “negris” por fin apareciera. Fue así que decidí formar una de las tantas colas que obstruían el libre tránsito. Entonces observé la mirada perdida de una mujer que se hundía en los billetes entregados al dependiente, el trasero de una voluptuosa fulana, el rictus inquietante de un mocoso asiendo un juguete que más tarde le fue negado, la imagen de mi salida desquiciada, el fastidio de los clientes reclamantes en el área de plataforma, las tetas de la fulana anterior, el berreo de un crio en brazos, los importes de una deuda que ya ni entiendo…sumergido en las aletargantes profundidades de aquel funesto padecimiento descendí una vez más a las oscuras mazmorras de mi recurrente malditismo ¿Cuándo dejaremos de ser quiénes somos? Al menos en este punto. Desde el Estado debiera salir, en una señal encadenada, la necesaria indicación que, tanto Metro, cuanto Vea y Wong son simplemente MERCADOS, o si quieren ¡Supermercados! De la misma manera que los malls son sólo centros comerciales. Entiendan de una puta vez. No son áreas de esparcimiento, no son parques ni teatros. No necesitan ataviarse con sus mejores trapos – que por lo demás son de pésimo gusto -, por humanidad: NO LLEVEN A SUS VÁSTAGOS! Peor si están malcriados. Obviamente sus tozudos concurrentes no tienen idea del pobre espectáculo que dan ni de la manera que degradan la imagen de la inmensa minoría que sólo vamos a esos lugares de paso, porque precisamente fueron hechos para usarlos de paso, jamás para pasar el fin de semana. De todo lo que vi y encontré, en ese mercado chino que resulta ser realmente el Mall aventura plaza, fue el saludo y presencia de mi gran pupilo y secuaz Ricardo Marruffo, que gran amigo carajo!

A estas bajuras ya se habrán dado cuenta que soy el peor de los acompañantes para tramitar estas fechas. Sigo aborreciendo estos días donde la cruel indiferencia se hace más patente. Época en que las apariencias económicas se imponen a las crudas realidades. En la que nada tienen que ver los niños que a la larga continuarán perennizando esta mediocre idiosincrasia del consumismo avasallante. Donde el nacimiento de un cuestionable personaje es el perfecto pretexto para vivir la ficción de una redonda y evasiva prosperidad. Donde las carencias de los que nada tienen, nada tienen que ver con nosotros que sí tenemos. En donde el requisito del gozo obliga a poner sobre la mesa un pavo, los panetones de la propaganda, la champaña bien helada que nos haga olvidar el suplicio de ingerirnos un chocolate caliente en pleno verano. Claro. Allá esos que no tienen para semejantes lujos. Que consigan un pedazo de pollo si no tienen. Que se las arreglen con dos soles de pan frío. Que hagan sus cachangas y que les sirvan a sus hijos menesterosos; a esos hijos que se deberán conformar con el juguetito tóxico del ambulante inescrupuloso. ¿Y si no tienen ni para eso? Que nos importa ¡Que se jodan!

Seguramente más tarde me desearan la feliz navidad, llena de sinceridad o porque así lo manda la costumbre. Por mi parte, seré retributivo. Extenderé, como lo hago todos los días del año, mis deseos de paz y salud a las personas que amo. ¡Felicidades, y dignidad sobre todas las cosas, hermanos discriminados!

lunes, 28 de octubre de 2013

Mi inquieta tranquilidad

El tiempo; qué cosa más curiosa. Algo que cualquiera aseguraría conocer pero que hasta la fecha nadie ha podido decodificar. Pero entonces ¿Qué coño hago yo preguntándome sobre semejante misterio? 
Una noche como esta, en el 2003, una idea perturbadora trepábame inexorable por la médula, ávida de conquistar mi razón. Estaba a nada de entrar a la tercera década de mi anónima existencia. Ya por ese entonces solía flagelarme con estos temas cruciales. Todavía la resaca de haber vivido un par de años en Lima continuaba erosionando las úlceras de mi exangüe machez. La contundente imagen de aquella mujerona que me ofreció la oportunidad de comérmela, sin más motivos que los que impone la lascivia y el arrebato, seguía persiguiéndome incesante, al punto que me hizo tambalear un mucho en los pantanosos terrenos de mi sexualidad. Menos mal pude descubrir la existencia de la bella Ivonne, que vino a rescatarme de aquel impertinente marasmo psicológico que me afligía en aquellos días y de los que ya empezaba a acostumbrarme.
Pero si gracias a la ludopatía podía escapar de la insignificante realidad que se me venía amenazadora, fueron mis libros y mis programas los que me hicieron afrontar el novedoso estatus de haberme convertido en todo un treinton. Sin embargo, aquellos insulsos cuestionamientos llegaron y se fueron como la noche en que pensé en mi prescindible existencia. No voy a hacer una exposición de mis sustancias en este post - no estoy de humor para auto incineraciones ni tampoco para carnicerías improductivas -
Diez años más de experiencias me han llevado y traído hasta este placentero momento. Éste, en que puedo otearme tranquilo, con el pleno convencimiento que nada fue en vano, en que supe tamizar a mis acompañantes. Nada ni nadie hubiera podido darme algún indicio de lo que viviría a lo largo de mis treintas. Las vidas que viví, los amores que abracé, los placeres en que me deleité, los conocimientos que me permití, el camino que decidí seguir, las risas, los llantos, las satisfacciones, las decepciones y veinte cosas más, todo sumó. A mis cuarenta años siento que ya puedo morir tranquilo. Fui y soy padre, amante, amigo, escritor, cómplice, piedra y abrazo. Estoy conforme con lo que hice, porque me atreví a ser también "quién no debía ser": mal bicho, contestatario, inconformista, enemigo, insidioso, incendiario, intratable, mala yerba, y cien cosas malas más.
Si tengo que seguir respirando dentro de esta asfixiante humareda de mediocridad espero mantenerme firme, atornillado en mi pedacito de planeta en que eché raíces.
Ojalá no sea más de veinte años más, y ojalá que mi partida tenga la misma paz y alegría que ahora ventilan mi respiración. Ahora lo único que quiero es disfrutar de mis amores exultantes.
Bellas tus posturas, bellos tus cachetes, bellos tus gemidos, bella tu decisión de explorarme, bellos y dulces momentos en lo que me descubro.
Nada me sobra. En mi pequeño rincón de ideas y credos he encontrado todo lo que necesito para seguir en mi lucha. Nada me sobra, nada mas quiero.



sábado, 4 de mayo de 2013

Copiar y Pegar

Aunque en esta tierra donde me tocó nacer existe una gran variedad de problemas o realidades absurdas - las mismas que, dicho sea de paso, son de pleno conocimiento de todos nosotros - una de las que más me sigue aterrorizando es la pobre educación escolar en el Perú.
Este escabroso asunto tiene muchas aristas, muchas posiciones desde donde comenzar a discutir.
Permítanme prescindir de lo evidente. De todo aquello que ya se dijo hasta el hartazgo. Basta de caer en el facilismo de defender aquello que los maestros son incapaces de impartir cultura porque están mal pagados; o que los padres son extremadamente inconscientes que siguen creyendo que la educación de sus hijos depende únicamente de los profesores. Pienso que ante nuestra triste realidad educativa, son otras las preguntas que deberíamos formularnos; interrogantes como: ¿Por qué están mal pagados los maestros? o ¿De dónde sacaron esas descabelladas ideas los creadores de estos alumnos deficientes? - y así como éstas, se podría seguir enumerando importantes cuestionamientos sobre el nivel educativo peruano - Pero seamos más exigentes aquí. Tan importante, como el hecho de formularnos las preguntas correctas, es aún mejor el dar las respuestas correctas. Sin tener que seguir adentrándonos demasiado, acaso no es de valientes decir qué, si nuestros maestros están mal pagados es porque SE LO MERECEN, o que si todavía, prosperando en medio de esta caótica realidad, existen cavernícolas reproductores, a los que se les denomina padres por el simple hecho de acanallar la sociedad con sus inesperadas descendencias.
Se a dicho y escuchado demasiado ya. Muchas veces a los maestros, otro tanto a los políticos, a veces a los padres y casi nunca a los estudiantes. Pero cuanto de lo que se a berreado estuvo sustentado en cifras reales? Para muestra, he aquí algunas perlas.
Según el Anuario Estadístico de América Latina y el Caribe 2012, publicado por la Comisión Económica para América Latina y El Caribe - CEPAL - El Perú es un país tan desorganizado que es incapaz de presentar indices claros sobre la problemática educativa que existe en sus adentros. Es así que en la recopilación estadística sobre la alfabetización, ya entre el 2004 y el 2007, el Perú sustenta porcentajes menores a 90% de su población mayor de 15 años, a diferencia del resto de países de la región que superan ampliamente este indice. En lo que se refiere a su población urbana Analfabeta, datos hasta el año 2011; el Perú tiene un 7.1%, uno  de los más altos porcentajes con relación a nuestros vecinos; únicamente superado por Ecuador con un 13.7%. Y sobre el gasto publico que los países asignan a sus sistemas educativos, al 2011, nuevamente el Perú figura con porcentajes totalmente adversos y preocupantes. Mientras que países como Argentina, Bolivia y Brasil asignan en promedio un 6% de sus Productos Brutos Internos ( PBI ) al sector educativo; Chile y Colombia, 4.2% y 4.5% respectivamente; nuestro país sólo deriva un magro 2.6%. Un modelo aparte es Cuba, que invierte un ejemplar 12.6% de sus ingresos brutos. Entonces, ¿Es difícil saber por donde andan los responsables de semejante descalabro educativo?

Ahora bien. Dejemos sólo por un momento a nuestros políticos mentecatos.

¿Que hay de los otros protagonistas en esta intrincada historia?

Según la Evaluación Censal de Estudiantes - ECE - que realiza cada año el Ministerio de Educación, en el año 2011 sólo el 13.2% logró el aprendizaje esperado en matemáticas, en un universo de escolares de 2° y 4° grado de primaria; mientras que el indice de estudiantes que comprenden lo que leen no superó el 29.8%. Los resultados se vuelven más inquietantes cuando descubrimos que el 47.1% de los estudiantes evaluados sólo responden a preguntas fáciles, y el 23.2% tienen dificultades hasta con las más sencillas de las preguntas. Y si creemos que no hay motivo de preocupación, que el tema se solucionará con algunas populachentas medidas gubernamentales, analicemos cuanto variaron al cabo de un año el rendimiento de los alumnos. Los resultados obtenidos por la ECE del 2012 - http://www.educacionenred.com/Noticia/?portada=35775 - , aplicada a estudiantes de 2° grado de primaria, de escuelas nacionales y privadas, muestran que el porcentaje satisfactorio en matemáticas decayó a un 12.8%, y que la comprensión de lectura en nuestros estudiantes sigue mostrando niveles vergonzosos como el de 30.9%. En lo referente al resto de indicadores, ahora sabemos que el 49.3% sólo contesta preguntas fáciles y que el 19.8% tienen dificultades hasta con las mas sencillas.
Para ponerlo en términos que puedan entender, tanto los obtusos maestros, cuanto los padres inconscientes: de cada 10 alumnos; sólo uno aprueba en matemáticas; 3 entienden lo que leen; a 5 se les puede hacer preguntas propias de su edad; el resto, osea los otros 5, sólo responden preguntas fáciles, de lo contrario se quedarán callados o fallaran en sus respuestas; finalmente, 2 alumnos de los 10 evaluados, casi no entienden nada. Opiniones??? Pues sí. SIMPLEMENTE PATÉTICO!!!!

Pongamos entonces el asunto en manos de los que pueden hacer algo en esto, dejémosle el micrófono a los que sepan del tema, a los que se hayan documentado en el tema, y saquemos de la escena a toda esa jaurilla de hienas interesadas, que esputan sandeces a diestra y siniestra. Nada de Sutep, nada de funcionarios adulones, y nada de padres ignorantes.
Es cierto que el tema es complejo; que la mediocridad de nuestro sistema educativo es la suma de muchos otros problemas. Es verdad que de todos lados se exigen soluciones definitivas. Es cierto que el Estado es el indicado para acabar con todo este desmadre, pero ordenemos nuestros reclamos. Pienso que lo primero que le debemos pedir a nuestros gobernantes es que se trabaje en base a indicadores reales, que las decisiones de sus medidas estén basadas en indices estadísticos responsables. OJO: Datos Reales.
Este punto es fundamental; el hecho de empezar a formarnos una cultura estadística de una vez por todas. No nos conformemos con deducir que la educación impartida en la ruralia es inferior al de las ciudades; o que el nivel de un alumno de la selva es en general menor que el de los escolares citadinos. Estas realidades las podemos imaginar, pero sospechar no es suficiente. Queremos saber la cruda realidad para saber a donde apuntar nuestras exigencias para luego vigilar las acciones del Estado.

Para nadie es un secreto que ahora existe no pocos ahorrillos en el erario peruano, esperando nuevas y buenas propuestas de gasto. Bueno pues, imaginación muchachos! El asunto ahora mismo está hasta las patas, y para el futuro la cosa no pinta nada bien.
Analizando lo que aprenden los infantes en las aulas, no es difícil de empezar a enmendar. El primer paso, para comenzar a solucionar esta lamentable educación, es por supuesto MANDAR A SUS CASAS A TANTO INCAPAZ. Las cosas por su nombre.

El domingo 20 de Enero se volvió a examinar el nivel de los profesores peruanos y estos son los escalofriantes resultados:

Número de Plazas para su nombramiento: 39 865
Total de maestros que se presentaron al examen: 183 118
Total de maestros aprobados: 8 744, Osea 4.78%
Total maestros aprobados con 14 o más de nota : 151 maestros; osea el 0.08%


Como ya dije, aquí deben hablar únicamente los que saben, y yo no soy uno de esos.
Pero permítanme lanzar algunas pesadas interrogantes al vacío. ¿Quiénes elaboraron los exámenes con los que se evaluaron a los maestros? ¿Estaban capacitados para esta importante misión? ¿Cuáles fueron los criterios utilizados en la elaboración de cada pregunta?
La práctica de la meritocracia me parece genial. Pero, antes de comenzar a desollar a los maestros debemos saber si los datos publicados son realmente verídicos. Una vez mas el tema estadístico se nos presenta como indispensable.
Pero bueno, ¿Cuál es mi experiencia con el tema educativo? Lo primero que se me viene a la mente es que, desde que tengo uso de razón, para mi la palabra Sutep siempre me generó una imagen de paros, huelgas, trifulcas, bombas lacrimógenas, etc. Por eso, cuando era un inocente escolar, el Sutep me caía bien.
Luego, ya en la universidad, los estudiantes más limitados fueron siempre los de la facultad de Educación; algo así como lo que ocurría en la policía del Perú, aquel sujeto que no tenía ninguna aspiración intelectual era un hecho que se decidía a vestir el uniforme de policíaco. Que curioso. Siempre he escuchado que el policía y el maestro están mal pagados en el Perú, pero casi nunca escuché que preguntasen: ¿se lo merecen? Seguramente porque hay mucha carne que cortar.
Yo escribo de lo que he visto y veo. En las fotocopiadoras, en los locales de internet, en las reuniones de maestros, en sus agasajos;  por sus conversaciones, por lo que leen, por lo que se interesan, los periódicos que devoran, los programas que miran, los personajes que siguen y admiran. Aquí no existen dudas; y estoy refiriéndome a la gran mayoría. El profesor peruano ES UN VERDADERO DESASTRE. Por eso resultaría tremendamente ingenuo pretender reeducar a estos que ya están. A estos, que su única manera de abordar los temas curriculares, para consumirse las horas contratadas en el aula, es el triste artilugio del "Copiar y Pegar", estos que piratean al pirata de textos incongruentes, paridos en esas perniciosas paginas de consulta, que no son más que foros, blogs o cualquier cosa que tenga un título rimbombante.
Que piedad se les puede tener a estos especímenes, que se hacen llamar maestros, que se reúnen en fechas folclóricas para contarse la vida de otros, que llegan a las volandas a sus aposentos, para no perderse el programa del medio día, ese que es una verdadera idolatría a la mierda de los seudo artistas, los mismos que fortalecen los prejuicios cavernarios y que no dejan en las cabezas de sus televidentes más que una enorme montaña de basura. ¿Cómo darles la invalorable responsabilidad de educar a los peruanos del mañana a estos seres que consumen el popular, o el satélite? No me jodan!!! Es demasiado importante el futuro de un país. Es un derecho de todos nosotros el tener un buen sistema educativo; uno donde podamos enviar a nuestros hijos sin esa taladrante idea estar mandando al abismo a los que más queremos.
Soy plenamente consiente que las sugerencias aquí presentadas, son todas taxativas e incomodas pero ¿hasta cuando se seguirá adoptando medidas timoratas? En lo que a mi concierne me cansé de tanta caballerosidad y romanticismo  Ese chantaje del "pobrecito". Eso que los maestros también son padres; que tienen las mismas necesidades; que con sus sueldos no se puede vivir, etc. Veamos ¿Cuántos peruanos sobreviven con menos de 1000 nuevos soles en la actualidad? y ¿cuántas horas trabajan estos peruanos? por experiencia sé que más de ocho horas - ojo: horas de 60 minutos - Seamos justos entonces ¿Por qué chillan tanto los maestros por sus sueldos? Aquel que quiera filete que le cueste. Además, no era acaso la enseñanza un tema de vocación? Hasta donde sé, uno sabe de antemano que los sueldos de los maestros en este país no son una maravilla.
Por un tema de rigor y de responsabilidad, antes de publicar este spot, hice una lista de algunos de los reclamos y defensas de los maestros sobre su "cruel situación". Aquí algunas de ellas:

-¿Por qué somos los únicos en ser evaluados? Cierto. Pero no caigamos en esta trampa. Es verdad que el grueso de organismos estatales está constituido, mayoritariamente, por semovientes; sin embargo no se debe perder la perspectiva. Aquí se trata de cambiar para mejor. Si mi vecino es ladrón y un zángano, yo no voy a seguir su ejemplo no?
-El nivel del maestro peruano es deficiente, porque el estado nunca se preocupó por capacitarlo correctamente. Esta es otra afirmación trampa. Y es trampa porque utiliza una verdad para justificar un yerro propio. En este punto, sí se tiene que ser firmes en decir que el modelo de este sistema educativo es un mamarracho impresentable. Por qué no se cierran las facultades de Educación de una vez por todas? ¿De quién depende? ¿No hay políticos con huevos en el Perú? Acaso no se dan cuenta que las universidades e institutos pedagógicos siguen engordando el mercado con profesores malformados? Ni hablar de esos post- grados y maestrías. Vaya usted a ver que clase de maestros egresan de esos cursos; jumentos con cartón!! Estoy convencido que aquí la solución pasa por especializar a los maestros. Claro. Que cada uno asista a las facultades que le corresponda. El profesor que quiera enseñar Física, que asista a la facultad de física; lo mismo el de química, etc. Sólo se debería enseñar pedagogía en las facultades de educación. Dicho esto; si los maestros son conscientes que sus niveles intelectuales son bajos, empiecen a investigar ESTUDIEN CARAJO.
-Según la escala del Estado, para ganar 5000 nuevos soles debemos trabajar 40 horas semanales. Este comentario mucho no lo entiendo. Hasta donde sé, el récord legal de trabajo son 8 horas semanales. Entonces ¿Qué coño reclaman? Si es un tema de imposibilidad, por qué no se pueden hacer un horario adecuad para alcanzar las 40 horas semanales? formulen bien este reclamo. Si en su semana de cinco días no les alcanza para llegar a las 40 horas, propongan la enseñanza de los sábados; pero para enseñar, NO PARA HUEVEAR. A este país lo que le falta es que el alumno estudie más. Averigüen cuantas horas estudia un estudiante en China o Japón y se van a llevar más de una sorpresa.
Al realizar la investigación de este tema, he descubierto que todas las opiniones de los maestros, generalmente va acompañado de un hálito lastimero de indigente. Pero fueron las voces de los profesores más envejecidos los que me dejaron sin reacción. Claro. Es difícil hacerles entender a este importante grupo de humanidades que, la situación es tan apremiante, y la injusticia de un Estado tan inepto como el nuestro, se les tendría que separar porque no están capacitados para el gran cambio. Para ellos no habría lugar. Tendrían que salir del sistema irremediablemente por el simple hecho que el planeta cambió sin que pudieran darse cuenta. Los conocimientos se han multiplicado de tal forma, que sería imposible nivelarlos a la actualidad.

Y los padres? Ahhh, que decir de los autodenominados padres de familia. Esas entidades que eyectan sus vástagos a la suerte de la vida. Esos que ya no les importa seguir investigando lo que se va descubriendo en el ámbito del conocimiento. Y no sólo hablo de las barriadas, donde las madres se buscan hambrientas para saciar sus sospechas e insanías; o los padres que se rompen el lomo en las interminables construcciones inmobiliarias; tal vez de madres rendidas al golpe de sus machos, ignorantes de alguna otra forma de vida, que esperan la animalidad de sus cónyuges por las noches, muchas veces borrachos, unidos únicamente por el odio de haberse enredados entre sí. No. También de aquella esposa descerebrada, esa que se pasa el día pensando en la inmortalidad del mosquito, o de aquella madre que trabaja detrás de un escritorio, que llega exhausta a su hogar, a la que lo único que le queda es preguntar a la empleada, como se portaron los hijos. Nada diferente con los jefes de la casa, esos que tienen bien claro que el ser "un buen padre" es alimentar, vestir, y matricular a los críos en el colegio. Del conocimiento que se encarguen los profesores, a fin de cuentas, para eso se les paga.
La actualidad no está para taparse ojos ni oídos. El nivel cultural de un país es el único arma para ser humanos interesantes. El conocimiento es lo único que nos enseña el camino, el verdadero camino. Formar buenos hijos, que luego se convertirán en mejores padres, pasa por darles una buena enseñanza cuando todavía son niños. Jamás tengamos ningún reparo al momento de exigirle a los gobernantes acciones productivas, pues es el futuro de nuestros niños lo que se sigue manoseando. Comencemos entonces por acudir a las escuelas y colegios a averiguar por los niños del Perú. Confrontemos a los maestros sus conocimientos y métodos. Que sea ese nuestro pequeño aporte en esta cansina problemática. Quizás de esa manera, acaso por vergüenza, los educadores se decidan a estudiar en sus casas, a investigar sus temas.


Muchos años ya pasaron, y mucho se ha descubierto, desde mis días de imberbe estudiante. Ahora sé que no recibí una buena formación. Pero eran otros tiempos - acaso mejores en algunos casos y en otros simplemente demenciales - Que lejos quedaron las masacres de las madres impotentes ante la vergüenza de estar yendo a la dirección del colegio, porque sus hijos habían sido sorprendidos con el cuaderno en pleno examen. Eso si que era "copiar y pegar".